miércoles, 8 de julio de 2009

Grandes descubrimientos de la historia: Link no habla porque está censurado.


Así es, colegas. Link no habla porque está censurado. Y sí, Link dice "EXKIUUUUUUS MIII, PRINSEEES" en esa serie cutre y "OH BOY, I'M SO HUNGRY I COULD EAT A (y aquí suena algo como "octogonopus"...)" en el juego ese que nadie quería en el que estaban el siempre mítico Morshu y THE KING.

Básicamente tiene un vocabulario compuesto por: YAAARGH, IEEEI, AAAARGH, EEEW, DAHH, UH-UH y derivados. Como se puede apreciar, está lleno de matices y es claramente distinguible qué expresa cada uno. Link es un artista, un comunicador nato. Pero a veces no nos es suficiente con esas piezas de sabiduría y nos preguntamos cosas...cosas como qué diría este buen hombre si le diesen ensalada en vez de sopa o cómo sonaría su voz si cantara con unos mariachis.

Y a base de pensar (cosa extraña), he llegado a la simple y senilla conclusión de que Link tuvo una infancia difícil (entre que vivió en el bosque Kokiri sin hada, el disgusto del árbol Deku, los bruscos cambios de edad...) en la que sólo aprendió a decir tacos. Desenvaina la espada y lo mismo te suelta cabrón que hijo-puta, da una estocada y no sabe decidirse entre capullo y gilipollas, se cae desde la cima de Death Mountain (con abrazos Goron y DEATH, mucha DEATH) y no tiene demasiado claro si cagarse en tu puta madre o en la suya. Con esas palabras que soltaba Link, los niños se maleducaban y empezaban a decir cosas tipo "Maaama, t'ha salío la cena de putísima madre". Hombre, los padres se preocupaban...y más cuando el nene les decía que el perro ahora se llamaba Cabrón porque es que Link lo decía...y si Link lo dice ¿cómo va a ser malo?.

La compañía tuvo que dar un giro de 360º a su enfoque de lo que era un juego innovador porque al parecer eso de un elfo que no es un elfo (y que además es, sospechosmanete, rubio-de-ojos-azules...¡UN NAZI!) que se dedica a correr a edades tempranas disfrazado de Peter Pan llevando una espada a extraños y siniestros templos con un hada que había esnifado helio...púes como que no es atractivo en el mercado...y claro, esa tardía decisión de hacerlo un gangster de Hyrule tampoco funcionó. Desconcertados, los creadores no dejaron de preguntarse qué podía ir mal hasta que, un buen día, una carta llena de odio y resentimiento les llenó de felicidad al darles las respuestas: Link, con su trágica historia y su analfabetismo lleno de tacos, resultaba soez y malhablado.

Surgía otro problema...¿qué podían hacer con él? ¿Convertirlo en un carismático e inteligente personaje? ¿Hacer que fuese arrogante y odioso? ¿Llevarlo a conocer las miserias de ser el típico héroe que lo deja todo por sus amigos? Era algo tan complicado, que los señores se pasaban el día farfullando y murmurando. Tal era su frustración, que con grandes gritos de rabia y dolor volvieron a ser iluminados con la gracia divina. ¡Ya está! No hacía falta que Link dijese nada (para qué...si el muchachito no tenía pinta de ir a decir nada demasiado interesante ni de ir a hacer ningún tipo de gran descubrimiento) sólo gritaría, aullaría, jadearía y demás sonidos o altamente agresivos e irritantes o lo suficientemente erótico-festivos como para tener contentas a las jugadoras femeninas.

Ese fue el inicio de la leyenda, el origen del misterioso y joven héroe de Hyrule (durante varias vidas y reencarnaciones, cabe añadir), Link. Un chaval jovencete, con espada y mucha mala leche que de vez en cuando iluminaba la pantalla con alguna sonrisilla furtiva y cabalgaba por las praderas a lomos de la recia yegua Epona mientras coleccionaba unas cositas de romboidal forma que eran por lo menos dos veces más grande que sus manos.

Pero así es Link y así le queremos; malhablado, un poco tonto cuando quiere, sin ataduras amorosas de ningún tipo, con un malvado doble, con un no malvado doble de colores exóticos, con esos minutos musicales que nos regalaba de tanto en tanto y, sobretodo, censurado.


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